Apostilla: (pensada en un sueño loco, casi febril, y garabateada hasta el dolor de coyunturas...)
Cuando se repartieron los pedazos de lo que quedaba, cayeron en la cuenta de que la martirizada había trocado en veneno toda su estructura... toda, por adentro y por afuera...
En plena manducación, los caníbales empezaron a horrorizarse... La Patria se estaba cobrando las afrentas, las maldades, los tratos crueles, los saqueos... los genocidios...
Alguien, afuera, gritó VIVA¡¡¡
Otra alguna dijo voy¡¡¡ YA VOY¡¡¡ y se sumó a la marcha. Y llegaron más, salidas de los pozos de la Historia...
Y fueron muchas y muchos y muches con palas, pancartas, trazos de crayones y de lápices rotos y se unieron los quebrados, los escupidos... hasta los viejos meados marchando imbricados en muchedumbre de auspicio...
Y una pibita morocha de pelito bien lacio que lleva de la mano al chiquilín de rulos renegridos (será su hermano; será un rescatado???) que mira el camino con ojos de carbón bien grandotes y bien abiertos, llegan a la bocacalle y tomando un conjunto de nombres se empinan y allá van, como portadores de lo más preciado... van con marcha segura y sin pausa, para llevarlos a esos nombres, como BANDERA, a la VICTORIA¡¡¡
Perón,
Evita,
Néstor,
Cristina¡¡¡
Por: @Lucio Aberastain Ponte
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