Marcha N° 2469 de las Madres de Plaza de Mayo

   

Marcha N° 2469 de las Madres de Plaza de Mayo

Asociación Madres de Plaza de Mayo <prensa@madres.org>
Para: lucioamil@yahoo.com.ar /// INP @destacar

En otra tarde gris de invierno, las Madres de Plaza de Mayo marcharon una vez más en la Marcha de los Jueves N° 2469, junto a la militancia, Demetrio Iramain y Ricardo Carrizo, sacerdote del grupo de Curas en Opción por los Pobres, en una jornada marcada por la conmemoración de San Cayetano, patrono del trabajo y del pan.

Demetrio Iramain abrió la jornada recordando el sentido profundo de este 7 de agosto: “Es el día de San Cayetano, patrono del trabajo y el pan, día de los trabajadores y también de los pobres. Los ricos no le rezan a San Cayetano: quieren explotar a los trabajadores y tienen abundancia de comida. Los pobres, en cambio, luchan por el pan y el trabajo”. Y celebró que ese pueblo creyente y trabajador se haya movilizado hasta la Plaza de Mayo, “la plaza donde se disputa el poder con las clases que nos explotan”.

En ese marco, evocó el ejemplo de nuestra compañera eterna, Hebe de Bonafini, y su particular relación con la religiosidad. Recordó que, tras el secuestro de sus hijos, Hebe llegó a dejar de creer, pero que en 2013, cuando estuvo gravemente enferma, encontró en la fe y en las oraciones de su pueblo un milagro: “Ella decía que fue milagroso haberse salvado. Más que en Dios, Hebe creía en su pueblo que creía en Dios. ‘¿Quién soy yo para no creer si ellos me salvaron la vida?’”.



Demetrio repasó también la evolución de Hebe en su vínculo con la Iglesia Católica, una relación que después de años de confrontación encontró una nueva dimensión con el Papa Francisco. “Se comprendieron recíprocamente —dijo—, y eso habla muy bien de ambos, dos grandes figuras argentinas de este siglo”. “Ella tuvo una religiosidad pagana que se abrió paso a una dimensión institucional con el Papa Francisco, que es nuestro Papa peronista, un Papa amigo de Hebe, con quien pudo dialogar y entenderse”.

El discurso tomó luego un tono político para denunciar la provocación del gobierno fascista de Javier Milei, que desplegó una bandera con la consigna “kirchnerismo nunca más”. Demetrio señaló que esa frase es un ataque directo a las clases populares, que en el presente siglo se reconocen orgullosamente kirchneristas: “Que nuestros enemigos nos llamen así nos tiene que dar más fuerza para redoblar la lucha”.

Se refirió también a la dura realidad social que atraviesa el pueblo y llamó a la militancia a redoblar el compromiso político y electoral: “Nuestro pueblo está sufriendo mucho, compañeros y compañeras. No es joda, la estamos pasando realmente muy, muy mal. Muchos de los que están peor ni siquiera están con nosotros en esta plaza”. “Vamos a ir a votar el 7 de septiembre y vamos a empezar a despedir a este gobierno criminal en las urnas y en la calle. Ni vamos a dejar una para privilegiar la otra, las dos juntas, a la vez”.



Antes de ceder la palabra, Demetrio presentó al invitado de la tarde, Ricardo Carrizo, diácono del colectivo Curas en Opción por los Pobres, al que las Madres entregaron el pañuelo de manera colectiva. Carrizo agradeció a las Madres y describió a su grupo como “una banda de marginales”, comprometidos con la lucha junto a los más vulnerables. Definió su fe como un motor de libertad y transformación: “Creo en un Dios liberador, que no castiga ni persigue, sino que nos da la libertad para elegir”.

En la fecha de San Cayetano, recordó la historia del santo que en 1617 creó un banco para prestar plata sin intereses a los pobres, una idea revolucionaria para su tiempo que invita a reflexionar sobre las injusticias actuales: “Un gobierno que le saca plata a los pobres para darle a los ricos, que maltrata a jubilados y discapacitados pero protege a los grandes terratenientes y empresarios”.

Carrizo habló también sobre la batalla cultural que se libra, en la que la derecha intenta instalar mentiras y fomentar el odio, pero la militancia popular responde con dignidad: “Nosotros no insultamos como insultan ellos, no maltratamos como maltratan ellos. Eso es lo que nos está pasando, eso es lo que nos están rompiendo”.



Sobre la idea de la meritocracia, denunció: “La meritocracia es una mentira. Nos quieren hacer creer que nadie hizo nada por mí, que yo me salvo solo. Pero sin las políticas públicas, sin la distribución de la riqueza que hicieron Néstor y Cristina, nada de esto hubiera sido posible”.

Finalmente, evocó a Eva Perón y su compromiso con los más humildes, destacando que la fe debe ser un motor para la lucha social: “Creo en un Dios que te da la opción de elegir el camino, no un Dios que castiga o que persigue. Jesús fue un revolucionario, enfrentó el poder y fue asesinado por eso”. Para culminar, hizo un llamado a no bajar los brazos: “No es fácil estar de este lado, pero esa lucha vale la pena".

Por último, Carmen Arias tomó la palabra para compartir una invitación especial y relatar su reciente experiencia en Venezuela, en un marco de profundo compromiso político y educativo.



La convocatoria inicial de Carmen fue clara y contundente: la educación es una herramienta de lucha imprescindible en los tiempos que corren. Por ello, invitó a la militancia y a quienes acompañan la causa a sumarse a los cursos de formación y estudio que lanzó la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo, con un enfoque que abarca desde la historia y el derecho, hasta la comunicación, el cine y la lutería. “La única lucha que se pierde es la que se abandona y hoy más que nunca educar es combatir. Los esperamos a todos”, afirmó con firmeza, marcando el camino que consideran vital para sostener la lucha popular.

Luego, la Madre de Plaza de Mayo compartió detalles de su reciente viaje a Venezuela, que tuvo lugar en fechas emblemáticas: el aniversario del nacimiento de Simón Bolívar y de Hugo Chávez, y recordó su participación, junto a la Madre de Plaza de Mayo Sara Mrad de la filial Tucumán, en el foro internacional por la humanidad.

Carmen contó que se realizó en Casa Amarilla, un histórico edificio frente a la Plaza Bolívar, fue una experiencia cargada de reflexiones profundas y críticas al orden global vigente., y resumió así el clima del encuentro: “Estamos en un mundo unipolar que solo ofrece muerte, explotación, genocidio y destrucción. Hay dos élites que se disputan el poder: los fascistas tradicionales que intentan salvar el sistema capitalista como sea, y los neofascistas que no quieren salvar el sistema sino imponer las nuevas tecnologías para robotizar a los seres humanos, incorporándoles un chip para poder manejarlos.”



Frente a ese panorama sombrío, Venezuela aparece para las Madres como un faro de resistencia y esperanza, ofreciendo “un sistema civilizatorio que respete al hombre y a la naturaleza”, un lugar desde donde se impulsa la defensa activa contra “el enemigo de la humanidad”. Carmen describió la vitalidad con que se vivió esa jornada: tras el foro, en la Plaza Bolívar se improvisó un escenario donde se acercaron muchas personas para compartir sus voces, incluyendo a Sara y a ella misma, así como grupos musicales que aportaron al encuentro.

Con la humildad y la fuerza que caracteriza a las Madres, Carmen destacó el valor de aportar desde la propia experiencia y el legado de más de cuatro décadas de lucha: “Nosotras siempre aportamos desde nuestras vivencias y los 48 años de lucha que llevamos adelante.”

Finalmente, la Madre cerró su intervención con una invitación combativa y esperanzadora: “El jueves que viene les cuento otro poco y ahora fuera Milei y Cristina libre”, dejando claro que la lucha continúa firme y que la convocatoria al compromiso es permanente.

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